Sumó a esto una serie de proyectos como la construcción del estadio del club en Carcelén y la consolidación de la hinchada, en lo primero solo se presentó una preciosa maqueta que ojalá algún día se convierta en realidad. Jorge Burbano, poco después se vio olbligado a renunciar presionado por esa misma hinchada.

En su reemplazo asumió la presidencia el Ing. Ricardo Acosta en su «interinazgo» convocó a elecciónes. Ya en la presidencia de Santiago Rivadeneira, en el mes de julio, se tomaron algunas resoluciones duras pero necesarias como las de «banquear» a Franklin Corozo; «Es un buen futbolista pero queremos que todo el plantel reme hacia el mismo lado» dijo Santiago Rivadeneira.

Algo parecido ocurrió con José Luis Cortez. La «mano dura» continuó, fueron separados siete jugadores entre ellos: Leider Preciado colombiano, el argentino Martín Mandra, goleador de la temporada anterior y el nacional Nicolás Asencio. En su reemplazo llegaron los argentinos; Iván Borghello, Marcos Pirchio y Franco Niell, a los que se sumó la acertada contratación del capitán de la Selección Iván Hurtado. Mejoró el aspecto económico, pero por sobre todo la actitud y la relación entre los jugadores y los triunfos en la cancha no tardaron en llegar.